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Delirios de brotes verdes

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Batman The End

Delirios de brotes verdes

En psicología clínica y psiquiatría  el delirio obedece a un alejamiento de la realidad de personas que en su momento estaban lucidas, y que un estado de confusión mental, acompañado de cambios en el comportamiento, “ven” o “forman parte” de otra realidad inventada. Si un sujeto delira y lo hace en su casa o en mitad del campo no suele pasar nada. El problema es cuando el sujeto delirante molesta a los vecinos o ciudadanos en general, y más todavía cuando tiene responsabilidades públicas, en ejercicio de las cuales perjudica seriamente a los ciudadanos. Cervantes lo expresaba de forma hilarante en el Retablo de las Maravillas. En 2013 quedan pocas ganas de reir ante lo que se vislumbra como un cambio de ciclo social a gran escala. Los fracasos de la Troika en hacer frente a la recesión con políticas de austeridad equivocadas que han dejado a Grecia y Portugal devastadas, y España en el mismo camino, se mezclan con la asunción por parte del FMI y parte de la Comisión de un fracaso estrepitoso y al mismo tiempo que cada institución recela de la otra, otra parte de los figurantes mantienen su fe inquebrantable en políticas económicas disparatadas además de falsas como recientemente se ha descubierto. El becerro de oro de la sapiencia de Reinhart y Rogoff ha resultado ser finalmente una chapuza donde se vendía la austeridad con pretextos y datos falsos.

Da igual, es solo es una nimiedad en el cambio de ciclo. Los defensores de la austeridad no se van a venir abajo por un mal paso de sus académicos, la cuestión esta en recuperar las esencias que el estado del bienestar había ocultado. Por miedo al peligro soviético, o por pragmatismo después de las hecatombes de la  Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, el sistema pacto el reparto de rentas entre el capital y el trabajo. Fueron los momentos de gloria de occidente hasta la crisis del petróleo de 1973, donde comenzó a truncarse el estado del bienestar. Reagan y Tatcher comenzaron la desregularización, que se acelero con la caída estrepitosa del bloque soviético. Sin ataduras, ni miedo al este, la victoria en la guerra fría tenia que dar sus frutos. Los partidos socialistas democráticos arrastrados por la corriente privatizadora y  deslegitimación del estado del bienestar, no opusieron resistencia y colaboraron con el desmantelamiento. Los restos de la antigua izquierda prosovietica desaparecieron entre los cascotes de la historia, aunque ahora traten de buscar refugio en paraísos bolivarianos donde el delirio campa por su respetos.

El fin de la historia que señalaba Fukuyama no debía estar muy lejos en el tiempo. Ya hace dos siglos Hegel hablo por primera vez de ello, pero posiblemente en el primer tercio del siglo XXI estemos comenzando a ver sus efectos. Los datos ya van mostrando una clara tendencia como señala Paul Krugman: “la gran divergencia: el enriquecimiento gradual de los más ricos y el empobrecimiento de todos los demás”. Entre 2007 y 2010 en Estados Unidos, el 15 de la población que representa a las 400 familias de mayor riqueza, aumentaron sus rentas en un 13%. En el mismo periodo los ingresos medios per capita disminuyeron un 7,7%, y su riqueza patrimonial un 38% como consecuencia del pinchazo inmobiliario.

En Europa y España la tendencia es similar, el indice de Gini y la curva de Lorenz utilizados para medir los niveles de desigualdad de rentas muestran claramente esta situación. Las promesas que posiblemente el pánico del verano de 2007 atenazo al sistema financiero con formalizar cambios estructurales en su funcionamiento se han evaporado.  Casi seis años después continúan las apuestas financieras de alto riesgo, los banco en USA han vuelto a dar crédito a clientes insolventes. Resurgen los bonos basura de alto redimiento. La impunidad con la que actúan los grandes grupos financieros es generalizada. Ciertamente no hay problema. Si salen mal los riesgos paga el contribuyente, si salen bien los beneficios son extraordinarios y con los privilegios y ventajas fiscales, prácticamente no se paga nada a la Hacienda Publica. Eso es cosa de la ex clase media.

Entre 2008 y 2011, las 280 mayores empresas norteamericanas pagaron un 18,5% al fisco, en lugar del 35% que señala la Ley fruto de las ventajas fiscales. Las 30 mayores (General Electric, Boeing, Du Pont) tuvieron un balance negativo entre lo que pagan a la Hacienda y lo que reciben de ella en desgravaciones. Supuso 78.300 millones de ahorro impositivo. Recientemente el Congreso de USA rechazo la propuesta de que las personas que ganasen más de un millón de dólares pagasen al menos el tipo medio del impuesto sobre la renta que es de un 18% aproximadamente. En 1985 al comienzo de la desregularización el tipo impositivo máximo era del 29%. En unos años se ha quedado prácticamente en la mitad. Las consecuencias cierres de escuelas, de hospitales, y de equipamientos comunitarios. ¿Esta película ya la hemos visto, no?

Se adjuntan enlaces de actualidad económica publicados recientemente en los medios de comunicación:

El largo adiós a la troika. Claudi Pérez. 22 junio 2013. El País

Crimen y castigo. Joaquín Estefanía. 10 junio. El País

El drama español. Joaquín Estefanía. 9 junio 2013. El País

En medio de la década perdida. Alejandro Bolaños. 2 junio 2013. El País