Año 2163, la nave espacial Ikarie se dirige hacia Alfa Centauro en búsqueda del planeta blanco, un nuevo mundo donde vivir. En el camino la radiación de la estrella oscura les hará casi perecer, pero en este caso el computador de abordo reequilibrara el metabolismo de la nave, a diferencia de lo que haría cinco años más tarde Hall en “2001 Una Odisea del Espacio”. Pionera de los filmes de ciencia ficción con un mínimo de cuidado en el detalle de la realización, Ikare fue un acontecimiento en la antigua Checoslovaquia de 1963, donde según indican algunas crónicas el propio aparato del partido comunista se implico en que la película fuera un éxito, dirigiéndola Jindrich Polák. Joe Dante afirmaba que sin esta película no hubiese sido posible la de Kubrik. Reestrenada en Europa hace unos meses como película de culto, no llega ni mucho menos a esos niveles, y la llegada al nuevo mundo del planeta blanco, que coincide con el nacimiento de un niño en la nave, parece muy maniquea por su semejanza con el espíritu soviético que ahora sabemos de la mala manera que acabo. Frente al agobio de espacio de la estación espacial internacional, en Ikarie sobra por todos sitios, incluso las camas tienen mesita de noche y cuando hacen fiestas, las mujeres se ponen vestidos largos y zapatos de tacón, y los hombres una especie de smoking galáctico. Muy gracioso el baile por parejas atonal que acaba en forma de twist electrónico. Ciertamente el aburrimiento en la Checoeslovaquia de la época debía de ser generalizado. M4