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Ochoa vuelve al Sur. 1994-2014. MUPAM

OMAU - Málaga

Cultura


Ochoa vuelve al Sur

Ochoa vuelve al Sur. 1994-2014. MUPAM

Las Salas de la Coracha del MUPAM recuperan la obra de uno de los mejores ilustradores españoles del siglo XX, Enrique Ochoa, un andaluz viajero, que fue miembro de la Academia de San Telmo de Málaga. La muestra fue presentada por la directora general de Cultura del Ayuntamiento, Susana Martín, y el comisario, nieto del pintor y presidente de la Fundación Pintor Enrique Ochoa, José Estévez.

La exposición titulada “Ochoa vuelve al sur. 1914-2014” está compuesta por más de 200 obras y conmemora los 100 años de la primera exposición individual del artista. Pretende homenajear la producción creativa y situar al hombre y al pintor en un lugar de la historia de la pintura. Los interesados en visitarla podrán hacerlo hasta el 23 de marzo, en horario de 10:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas de martes a domingo.

A través de una selección de 251 dibujos, acuarelas y óleos, la muestra hace un recorrido por la vida del pintor y sus diferentes etapas artísticas. Desde sus inicios, como un retratista excepcional del primer cuarto del siglo XX, pasando por su magistral técnica del dibujo como ilustrador de libros o las principales revistas de la época como La Esfera, Blanco y Negro o Mundo Latino. “Ochoa vuelve al sur. 1914-2014” se presenta como una oportunidad para contemplar las obras del denominado “pintor de la música”, en las que la plasticidad de la música y sus acordes se transforman mágicamente de la figuración a la abstracción en “Strawinsky, pájaro de fuego”, “El ángel rosa en la Pasión de San Mateo de Bach”, “La Catedral sumergida de Debussy” o la “Danza de fuego de Falla”.

En opinión del comisario, José Estévez, la exposición “es sin duda una retrospectiva completa, y una oportunidad para valorar y poner en contexto todas y cada una de las dimensiones de Ochoa. Esta muestra en el MUPAM pone de relieve el trabajo de la Fundación Pintor Enrique Ochoa por revitalizar sus cuadros e ilustraciones”. Por otra parte, el historiador y crítico Juan Manuel Bonet ha llegado a afirmar que “hay un tipo de mujer Ochoa, como hay un tipo de mujer Julio Romero de Torres, o un tipo de mujer Rafael  Penagos”.

Esta exposición, organizada por el Área de Cultura y la Fundación Pintor Enrique Ochoa, ha contado, además, con la colaboración del Museo ABC de Dibujo e Ilustración, la Fundación Cremades & Calvo-Sotelo, el Museo Municipal del Puerto de Santa María  y de particulares que  han cedido obras de sus colecciones para poder mostrar en esta ocasión.

Sobre el artista
Enrique Ochoa, gaditano de El Puerto de Santa María, vivió su niñez y juventud a caballo entre Toledo, Cádiz y Sevilla. Es de destacar, que su círculo más allegado estaba compuesto, entre otros, por el propio Picasso, Alberti o Federico García Lorca, a quién retrata en varias ocasiones. Asimismo, y por encargo de Eva Perón en Buenos Aires, Ochoa pinta el cuadro “Nuestra Señora de Luján” que hoy se conserva en la Iglesia de la Macarena de Sevilla.

En 1943, Ochoa es nombrado Académico de Bellas Artes de Málaga y en 1967 Hijo Predilecto de El Puerto de Santa María.  En 1975 será nombrado Académico de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla.

Enrique Estévez Ochoa,  más conocido por su firma “Enrique Ochoa” nació el 27 de abril de 1891 en El Puerto de Santa María (Cádiz). Con tan sólo 5 años de edad embarca con su familia rumbo a las islas con motivo del alistamiento voluntario de su padre.  En la batalla de Cavite de 1898 su madre fallece y un año más tarde los hermanos Ochoa son repatriados con su padre a España que morirá dos años después de una grave enfermedad. Ingresa con ocho años en la Academia María Cristina de Toledo, dónde marcado por la obra de El Greco comienza su formación artística. En 1907 se instala en Sevilla donde comienza a estudiar en la Escuela Superior de Bellas y se gana la vida pintando a los personajes de los típicos barrios sevillanos. En 1914 celebra su primera exposición individual en la misma ciudad y en el mismo año se traslada a Madrid.

En la capital de España, Ochoa comienza a destacar como abanderado del modernismo y el art decó e inicia su etapa como ilustrador de numerosas publicaciones de la época como "Por esos Mundos", “La Esfera”, “Nuevo Mundo” “Estampa” o “Blanco y Negro” con las que colabora ininterrumpidamente entre 1917 y 1931. Entabla amistad con Andrés Segovia, Lasso de la Vega, Jacinto Benavente, Ramón Gómez de la Serna o José Bergamín. También Enrique Ochoa comienza a ser popular por la ilustración de numerosas novelas cortas y otras piezas literarias entre las que sobresale su trabajo para la ornamentación de las Obras Completas de Rubén Darío y una edición especial de  “El Quijote”.

Desde su primera exposición de 1914, hasta estallar la guerra civil, Ochoa llegó a realizar una veintena de exposiciones en España, Francia e Italia además de concurrir a otros certámenes y exposiciones colectivas, como los Salones de Humoristas, la Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, los Salones de Otoño...En esta época caben destacar sus obras como el retrato de Gloria Ramírez “La tía Gloria”, “Gala Federova”, “La hija del Cónsul de Suecia”, la “Dama Chic” o la imagen de García Lorca de 1933.

En 1936, ganó el gran premio de la Bienal de Venecia y tras la Guerra Civil, que pasa en París, regresa a España estableciéndose en Mallorca casi de forma permanente hasta su muerte. Allí comienza una nueva etapa artística. Entre 1940 y 1949, Ochoa se recluye en la celda número 4, de la Cartuja de Valldemosa, la misma en la que llegó a estar Federic Chopin. En este lugar místico plasma las imágenes que le sugerían las composiciones musicales principalmente de Chopin pero también de los grandes maestros como Beethoven, Debussy, Bach, Albéniz o Falla, entre otros.

Durante su estancia en la isla de Mallorca, Ochoa crea las “Imágenes internas” reflejo de un mundo onírico y da inicio a su etapa denominada “Plástica Musical”. Sus obras -pinturas y dibujos- se transforman mágicamente de la figuración a la abstracción, visualizando en ellas la plasticidad de la música y sus acordes como en “Strawinsky, pájaro de fuego”  “El ángel rosa en la Pasión de San Mateo de Bach”, “La Catedral sumergida de Debussy” o la “Danza de fuego de Falla”.

Su etapa, definida por algunos críticos, como la del precursor del gestualismo americano y abstracto queda reflejada en sus lienzos –entre otros-  como “Caras y cemento”, “Otoño 1971”, “El olivo del amor”, “Picasso, retrato imaginario” o “El demonio”.

Dirigió el Museo Menestralía, de Campanet, nombrado Hijo Predilecto de su ciudad natal, fue miembro de la Real Academia de San Sebastián de Palma de Mallorca, ocupando el sillón que al fallecer dejó el pintor Anglada Camarasa. Fue también miembro de la Real Academia de Málaga, condecorado con la Medalla Nacional de Pintura,  recibió el Premio de la Bienal de Venecia (1936) y el Premio Extraordinario Princesa Sofía (1969). Enrique Ochoa muere en Palma de Mallorca en 1978.

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