Jane Jacobs escribió hace 50 años uno de los libros clásicos sobre la ciudad, en el que ya se muestra muy critica con la planificación urbana de los años cincuenta, donde los usos se segmentaban  y la diversidad urbana desaparecía, como tantos años después podemos comprobar. Analiza ya entonces, conceptos fracasados como rehabilitación urbana de barrios de viviendas baratas convertidos en centros de delincuencia, vandalismo y desesperanza, contraste de los barrios residenciales de “lujo que mitigan su inaniedad mediante una insulsa vulgaridad”, o las zonas de la clase media, “auténticos milagros de monotonía”. Jacobs se muestra como una pionera en la defensa de la ciudad peatonal y vital, valora el espacio público como lugar de encuentro y pone un importante énfasis en el usos de la acera. Zaida Muxí se encuentra entre las personas que realizan un prologo a un libro imprescindible.

En paralelo con Jacobs, Urban, la revista del Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio de la Politécnica de Madrid, dedica su número semestral a Henri Lefebvre, muerto ahora hace 20 años, sociólogo y filosofo, cuyo principal libro “El Derecho a la Ciudad” sigue plenamente vigente. En los años cincuenta Lefevbre comienza a ver la fragmentación urbana que se inicia en la principales ciudades como señales de peligro para un futuro que es hoy, ciudades inconexas y aisladas, donde las relaciones sociales van siendo abandonadas. La segregación espacial, enmascarada en nombre de la ciencia, la tecnología o el arte, responde a unos intereses que se apropian del espacio público y restan soberanía al ciudadano. Hasta muchos años después, no se iniciarían movimientos para recuperar la capacidad de integración de la ciudad y de participación pública, en los que todavía andamos tratando de salir del atolladero. M4