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La desigualdad en Le capital au XXI siècle, de Thomas Piketty

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El capital en el S.XXI. Thomas Piketty. El País

La desigualdad en Le capital au XXI siècle, de Thomas Piketty

Resulta curioso que un libro de casi mil paginas, publicado en octubre de 2013 en francés y luego en ingles (en castellano para el próximo otoño), básicamente económico esté teniendo un halo mediático tan grande, y al tiempo ataques furibundos sobre la veracidad de su contenido, que aparentemente es fácilmente constatable abriendo un poco los ojos. El último ataque le vino anteayer de Financial Times, y rápidamente lo ha contestado el autor francés con el respaldo de Krugman y Stiglitz. Nada que ver la falsa historia de los economistas de Harvard, Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, que en 2010 alertaban del lastre que el exceso de deuda pública suponía para el crecimiento de los países cuando el lastre del pasivo superaba el 90% del PIB, lo cual supuso una escusa teorica para las políticas de austeridad.

A través del análisis estadístico a largo plazo desde 1900 hasta 2010, Piketty profesor de la escuela de economía de París, ha mostrado la tendencia cada vez mayor en la desigualdad de ingresos de la población de los países más desarrollados. En casi mil paginas Piketty realiza un exhaustivo análisis que de acuerdo con Bradford DeLong se puede resumir en cinco aspectos:

  1. La relación entre la riqueza de una sociedad y la renta anual tiende a crecer (o decrecer) hasta un nivel igual a la tasa de ahorro neto dividida por la tasa de crecimiento.
  2. El tiempo y el azar llevan inevitablemente a la concentración de la riqueza en manos de un grupo relativamente pequeño, al que denominaremos “los ricos”.
  3. Conforme los beneficios inmediatos de la industrialización van siendo cosechados, la tasa de crecimiento de la economía tiende a disminuir; al mismo tiempo, la tasa de ahorro neto aumenta, debido a la reducción de impuestos progresivos, el fin de la destrucción caótica de la primera mitad del siglo XX y la ausencia de motivaciones sociológicas suficientes que lleven a los ricos a gastar sus ingresos o su riqueza en vez de ahorrarlos.
  4. Una sociedad donde los ricos poseen un alto grado de influencia económica, política y sociocultural es en muchos aspectos una sociedad indeseable.
  5. En una sociedad donde el cociente entre la riqueza y la renta anual es un múltiplo muy grande de la tasa de crecimiento, el control de la riqueza se transmite por vía hereditaria (en lo que Geier denominó heiristocracy [“gobierno de los herederos”]); esa sociedad es incluso más indeseable, en muchos aspectos, que una meritocracia dominada por una élite de emprendedores ricos.

La tendencia agudizada desde los años ochenta con el comienzo de las desregularizaciones económicas que todavía hoy duran y que tiene su paradigma en la política económica de la austeridad, plantean un panorama bastante sombrio de futuro. James Pethokoukis considera que el trabajo de Piketty se podría resumir en un tuit: “Karl Marx no estaba equivocado, estaba adelantado. Eso es todo. Lo siento, capitalismo. #desigualdadXsiempre."

De forma implícita se destaca la relación contradictoria entre esta forma de economía, tradicional del siglo XIX, y la democracia, cuyo nivel de compatibilidad es claramente cuestionado.

Paul Krugman señalaba en EL PAIS que el libro de Thomas Piketty es un prodigio de honestidad. “Otros libros de economía han sido éxitos de ventas, pero, a diferencia de la mayoría de ellos, la contribución de Piketty contiene una erudición auténtica que puede hacer cambiar la retórica. Y los conservadores están aterrorizados. Por eso, James Pethokoukis, del Instituto Estadounidense de la Empresa, advierte en NationalReview de que el trabajo de Piketty debe ser rebatido, porque, de lo contrario, “se propagará entre la intelectualidad y remodelará el paisaje político-económico en el que se librarán todas las futuras batallas de las ideas políticas”.

Los numerosos ataques que ha recibido de la derecha “académica” se centran en descalificaciones genéricas, algunas grotescas como que es marxista y además francés, pero como señala Krugman nadie lo ha rebatido, demostrando una carencia de ideas notable, cuando no un pánico acelerado.

Con todo, señala Krugman, ha sido impresionante ver a los conservadores, uno tras otro, acusar a Piketty de marxista. Incluso Pethokoukis, que es más refinado que los demás, dice de El capital que es una obra de “marxismo blando”, lo cual solo tiene sentido si la simple mención de la desigualdad de riqueza te convierte en un marxista. (Y a lo mejor así es como lo ven ellos. Hace poco, el exsenador Rick Santorum calificó el término “clase media” de “jerga marxista”, porque, ya saben, en Estados Unidos no tenemos clases sociales).

Libro solo disponible en francés e ingles (se edito en septiembre de 2013), indispensable en el actual pensamiento económico. M4

Piketty findings undercut by errors. (FINANCIAL TIMES). Leer

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